La eólica es progreso para nuestra economía y sociedad

Desde Energia360.info hemos pedido a diferentes asociaciones del sector que, dadas las fechas en las que nos encontramos, nos envíen un artículo repasando los acontecimientos más importantes que han ocurrido a lo largo de 2022 en cada uno de los segmentos del mercado energético al que representan. Tras las tribunas de José Donoso, director general de UNEF y David Trebolle, secretario general de Protermosolar, le toca ahora a Juan Virgilio Márquez, director general de AEE, que en este artículo recoge las excelentes cifras de desempeño de la eólica en 2022, récord de generación incluido, así como algunos de los caballos de batalla del sector, como la tramitación ambiental y la necesidad de agilizarla. El artículo también pone de manifiesto la necesidad de que Europa proteja a su industria eólica, al igual que lo hacen otros muchos mercados, la necesidad de adaptar el diseño de las subastas a las circunstancias del mercado y otros temas de interés que no te puedes perder.

 

El sector eólico cierra 2022 con excelentes cifras que han demostrado que nuestra tecnología es una pieza fundamental para el progreso de nuestra economía y sociedad.

Finalizamos el año siendo la primera tecnología renovable y alcanzado un récord de generación en el año con más de 61.000 GWh. La potencia eólica instalada a día de hoy es de 29.798 MW, con un aumento de 1.659 MW eólicos nuevos en 2022. Ya sumamos 32.000 empleos, mantenemos el 100% de la cadena de valor con más de 250 centros industriales, con una aportación al PIB del 0,49% y hemos conseguido que los ciudadanos españoles ahorren más de 2.000 M€ en el precio de la luz hasta octubre. Y seguimos liderando el desarrollo de la tecnología, siendo el 6º país a nivel mundial en patentes eólicas y el 1º en el desarrollo de prototipos de eólica marina flotante.

Hemos podido aumentar el ritmo de instalación de nuevos parques eólicos respecto al año anterior, aunque aún seguimos lejos de alcanzar la velocidad anual que establece el PNIEC. En este sentido, la tramitación administrativa - y dentro de ella, el trámite ambiental - es sin duda el principal caballo de batalla que condiciona absolutamente las decisiones de inversión, la valoración de los riesgos, el ritmo de encargos a las fábricas, la pérdida de oportunidad de un mayor ahorro para los ciudadanos, la seguridad energética de nuestra sociedad, etc. Por ello, hay que seguir trabajando con determinación para que, entre todos, evolucionemos el actual esquema de tramitación hacia uno más ágil, transparente, digitalizado y coordinado entre las Administraciones, que permita avanzar al ritmo que requiere nuestro país y con el que se ha comprometido en Europa.

Por otro lado, seguimos teniendo preocupación por la situación de nuestra industria eólica, la cual está atravesando tiempos complejos, con tensiones financieras mantenidas en el tiempo y una amenaza constante de la industria asiática, que sigue implementando estrategias comerciales agresivas para tener entrada en el mercado europeo. Si a todo ello le sumamos el actual panorama internacional de medidas proteccionistas en la mayoría de los mercados de interés eólico, y la inexistencia de las mismas en Europa, se nos presenta un escenario en el que Europa debe liderar políticas valientes de apoyo industrial que permitan mantener la competitividad de nuestra industria.

En nuestro país, la eólica es la única industria renovable que está presente en el Foro de Alto Nivel de la Industria, prueba de su importancia estratégica para el tejido productivo nacional. En este sentido, los trabajos que se han venido realizando para la elaboración de la Estrategia Industrial de España a 2030, el Pacto de Estado por la Industria o la futura Ley de Industria, en los que el sector eólico ha tenido una participación clara, verán la luz a lo largo de 2023.

De igual modo, las subastas seguirán siendo protagonistas de la actividad de la AEE, ya que, aún con resultados controvertidos en 2022, siguen siendo instrumentos necesarios para la incorporación de potencia eólica en el sistema. Por tanto, debemos seguir trabajando para que sean exitosas, para conseguir enfocarlas a valor y no a puro precio - Europa no sólo lo permite, sino que lo recomienda -, para que se adapten a las circunstancias de los costes de las tecnologías de forma realista, y para que contabilicen en su diseño la indexación de los ingresos futuros a la evolución del IPC.

Y en cuanto a la eólica offshore, esperamos que la tecnología flotante sea una realidad en nuestras costas próximamente. La eólica marina flotante es una oportunidad de país, por la creación de nuevos empleos y por las sinergias con otras actividades industriales, como la industria naval o la portuaria, entre otras. Para ello, es urgente tener aprobados los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) y actualizar el marco regulatorio para la eólica marina con un enfoque industrial, así como convocar la primera subasta en la primera mitad de 2023. Y también es necesario establecer un calendario que facilite la inversión y ofrezca visibilidad para el desarrollo de esta tecnología en el país, cuyos parques eólicos podrán estar en funcionamiento en 2029. Es muy importante el consenso social y la corresponsabilidad de todos los actores para hacer posible la convivencia de la eólica marina con otras actividades.

Otro de los ámbitos relevantes para el futuro del sector es el relativo a la integración y la gestionabilidad de las energías renovables en el sistema. En este ámbito, la eólica sigue liderando el debate técnico y aportando soluciones para hacer viable la penetración del gran contingente renovable que es necesario en nuestro mix, manteniendo la calidad de suministro y de servicio de la que el sistema español siempre ha hecho gala. Aspectos como el hidrógeno renovable, la hibridación eólica, la planificación ágil y flexible de la red, o el acceso y la conexión a los nudos son aspectos de vital importancia.

Por último, no debemos olvidarnos de los territorios y sus personas, actores clave para el desarrollo de la eólica. La sensibilidad, la comunicación, el trabajo conjunto entre las empresas y las comunidades locales, así como, el rigor técnico en todas las etapas deben seguir siendo pilares en las actividades de desarrollo de los proyectos. Las aportaciones positivas que la eólica genera en su entorno, con una mención especial sobre el cuidado de la biodiversidad por el papel que los parques eólicos desempeñan como nodos de gestión forestal y vigilancia ambiental, deben ser siempre puestas en valor hacia la ciudadanía.

Desde el sector eólico seguiremos trabajando en todos los ámbitos de la cadena de valor de la eólica, con visión multisectorial, energética, industrial, tecnológica, climática y de economía circular. Más allá de la propia actividad empresarial que todos representamos se encuentra un compromiso y unos valores que nos hacen diferenciales respecto a otras actividades económicas. La coyuntura geopolítica justifica una apuesta decidida por la eólica como tecnología vertebral de nuestro sistema eléctrico, de garantía de suministro, de generación de empleo de valor añadido, industrial y tecnológico, de protección económica para los ciudadanos y de desarrollo de los territorios.

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