La subasta termosolar queda desierta debido a que los precios ofertados han sido superiores al máximo aceptable
En una nota de prensa Protermosolar ha mostrado su enorme preocupación por el resultado de la subasta, dado que la tecnología termosolar con almacenamiento térmico es la única renovable que realmente puede reducir la dependencia del gas. La asociación valora el gran apetito mostrado por la industria, dado que la suma de la potencia calificada en la subasta y la oferta que hubiera acudido a la misma, ante una mayor certidumbre en la obtención de capacidad de conexión a red, probablemente hubiera significado un volumen superior a 700 MW.
Protermosolar ha lanzado una nota de prensa valorando los resultados de la subasta celebrada ayer 25 de octubre. Por un lado, valora positivamente el nivel de participación del sector termosolar, con una oferta que superó los volúmenes mínimos de participación que exigía la normativa de la subasta.
La asociación estima que adicionalmente a las ofertas calificadas había otras, por una potencia superior a 500 MW, que finalmente no se presentaron a la subasta. Esto se debe a la publicación el pasado 3 de agosto de la resolución de la Secretaría de Estado de Energía sobre la celebración de concursos de capacidad de acceso en determinados nudos de la red de transporte, que les impide disponer de visibilidad sobre la fecha para obtener punto de conexión, y aumente el riesgo de ejecución del aval.
Por tanto, si se considera la suma de la potencia calificada en la subasta y la oferta que hubiera acudido a la misma, ante una mayor certidumbre en la obtención de capacidad en la red, probablemente hubiera significado un volumen superior a 700 MW, lo que demuestra el verdadero interés y apuesta nacional por la tecnología solar termoeléctrica.
Por otro lado, Protermosolar ve con gran preocupación el hecho de que la subasta termosolar quedase desierta, debido a que los precios ofertados fueron superiores al precio máximo aceptable, el denominado precio de reserva. Para Protermosolar, esta preocupación se debe al hecho de que la tecnología termosolar con almacenamiento térmico es la única renovable que realmente puede reducir la dependencia del gas para la generación eléctrica nocturna, gracias a su elevada firmeza, su reserva rodante por su condición síncrona, y su capacidad de generación nocturna, superando incluso a la energía fotovoltaica con baterías en casos comparables.
Este hecho deja al descubierto una visión cortoplacista de lo que la termosolar puede aportar. Pues si se mira más allá del precio que el estado debe abonar por el MWh termosolar producido (en el caso de esta subasta parece que insuficiente para que los proyectos sean atractivos en términos de rentabilidad), los proyectos termosolares son rentables para la sociedad.
En definitiva, el valor de la tecnología termosolar no se debe medir exclusivamente por el coste de la energía producida, ya que su papel, gracias al almacenamiento y capacidad de reducir vertidos, es fundamental para que el sistema pueda alcanzar altos índices de penetración renovable intermitente – fotovoltaica y eólica, ayudando a reducir nuestra fuerte dependencia del gas y de los ciclos combinados.
Además, es una tecnología con un impacto social importante para las zonas en las que se asienta, aportando riqueza económica en las zonas más rurales de España. Actualmente las plantas termosolares existentes – y previsiblemente las futuras si se hubieran adjudicado en la subasta- se ubican en poblaciones con menos de 12.800 habitantes, y se convierten en el motor económico de la zona. La instalación de 220 MW nuevos hubiese significado 14.000 nuevos empleos en estas zonas debilitadas entre las fases de construcción y operación, empleos estables y de calidad, especialmente para el caso de las tareas de operación y mantenimiento.
Protermosolar se ha puesto a disposición del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico para trabajar conjuntamente en el diseño de las próximas subastas, previstas para 2023, para maximizar cada euro de coste del sistema en aras de obtener un sistema eléctrico más económico, resiliente y con capacidad de seguir creciendo en los objetivos marcados por la Comisión Europea.
