comunidad energética

Las comunidades energéticas, una nueva forma de generar y consumir energía

Que la energía ya no se produce y se consume como hace apenas 10 años es una realidad indiscutible, son muchas las razones que sustentan esta afirmación, pero sin duda la explosión del autoconsumo, especialmente del autoconsumo fotovoltaico, es la más importante. Hasta hace relativamente poco tiempo era imprescindible disponer de un tejado para poder acogerse a esta forma de producir y consumir energía, pero de un tiempo a esta parte, y gracias al desarrollo de nuevas normativas, hemos visto el surgimiento de una nueva figura, las comunidades energéticas, o comunidades energéticas locales. Estamos ante una nueva figura en la cadena de valor socioeconómico del sector energético que permitirá un fuerte impulso a la generación distribuida, que favorecerá el desarrollo de energía de kilómetro cero y de redes inteligentes y que ya está cambiando las reglas del juego del autoconsumo.

Una comunidad energética es una entidad jurídica de participación abierta y voluntaria, controlada por sus miembros, personas físicas, administraciones públicas o pymes, que se implican de manera directa en la planificación e implementación de medidas para la implantación de energías renovables en la producción, consumo y/o comercialización de energía eléctrica, térmica (calefacción), mecánica o combustible (biogás), así como en el desarrollo de medidas de eficiencia energética o de movilidad sostenible.

En definitiva, estamos ante un nuevo concepto social, un modelo de participación ciudadana en el sistema energético, cuyo principal objetivo es la generación de energía distribuida y limpia mediante plantas de generación colectiva de autoconsumo compartido. Estas comunidades pueden llevar a cabo múltiples actividades como: generar de energía renovable, proporcionar servicios de eficiencia energética (incluyendo, por ejemplo, renovaciones de edificios), suministro, consumo, agregación y almacenamiento de energía y potencialmente distribución, prestación de servicios de recarga de vehículos eléctricos o de otros servicios energéticos. También pueden llevar a cabo labores de formación energética o la financiación colectiva de proyectos de energías renovables.

Según la Federación Europea de Cooperativas de Energía Renovable (Rescoop), la mitad de todos los ciudadanos europeos podría producir su propia electricidad para 2050, satisfaciendo el 45% de la demanda de energía de la UE. Esto representaría un cambio masivo en el que los ciudadanos, gracias al poder ser partícipes y gestores de su propia energía renovable, siendo los protagonistas y acelerando el ritmo de la transición energética.

Las comunidades energéticas se diferencian de otros actores tradicionales en tres aspectos fundamentales:

  • Propósito: los ingresos y beneficios se destinan principalmente a proporcionar servicios y beneficios medioambientales o socioeconómicos a los integrantes de la comunidad local o al área local.
  • Propiedad y control: los integrantes del proyecto participan y ejercen el control estratégico y de dirección de la comunidad energética.
  • Gobernanza: la toma de decisiones está basada en gobernanza democrática, asegurando la autonomía de la comunidad.

Ventajas de las comunidades energéticas

Las comunidades energéticas fomentan el ahorro energético y contribuyen al desarrollo de la generación distribuida, reducen la dependencia energética y ayudan a cumplir los objetivos energéticos y medioambientales.

  • Reducen costes y dependencia energética.
  • Reducen la demanda y consumo de combustibles fósiles, y por tanto las emisiones de CO2.
  • Facilitan la integración de energías renovables en el sistema a través de la gestión de la demanda
  • Crean oportunidades de inversión para ciudadanos y negocios locales.
  • Fomentan la creación de empleo y estimulan el desarrollo de negocios locales relacionados directa o indirectamente con el sector renovable.
  • Ofrecen a las comunidades la posibilidad de generar ingresos que permanecen en la propia comunidad local.
  • Aumentan la aceptación del desarrollo de energías renovables locales.
  • Reducen la pobreza energética.
  • Fomentan la cohesión y equidad social.
  • Mejoran de las condiciones de vida en las zonas urbanas y rurales.

¿A qué retos se enfrentan las comunidades energéticas?

A pesar de todas estas ventajas, las comunidades energéticas se enfrentan a una serie de barreras que frenan el desarrollo de este nuevo modelo energético. Entre ellas podemos citar:

  • Cambios en las normativas o reducción de incentivos.
  • Falta del marco normativo y/o de un grado suficiente de su desarrollo.
  • Complejidad de los procedimientos administrativos.
  • Dificultad de acceso a financiación: falta de confianza de los inversores, alto riesgo real o en cuanto a la percepción del inversor.
  • Falta de interés por parte de la ciudadanía.
  • Falta del tiempo de dedicación voluntaria.
  • Falta de motivación de los miembros de la comunidad.
  • Dificultad a la hora de acceder al conocimiento experto.

Las comunidades energéticas en el marco comunitario y español

La Unión Europea está apostando firmemente por los proyectos de energía comunitaria y, por primera vez, reconoció su función y los derechos a producir, consumir, vender, gestionar y almacenar energía renovable en el paquete de Energía Limpia Para Todos los Europeos aprobado en 2019.

La normativa europea define dos conceptos de comunidad energética:

Comunidad Ciudadana de Energía, CCE (Directiva UE 2019 / 944, sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad, Art. 16)

Comunidad de Energía Renovable, CER (Directiva UE 2018 / 2001, fomento uso de energía procedente de fuentes renovables, Art. 22) 

Y las describe como “cualquier asociación, cooperativa, sociedad, organización sin afán de lucro u otra entidad jurídica que esté controlada por accionistas o miembros locales, generalmente orientada al valor más que a la rentabilidad, dedicada a la generación distribuida y a la realización de actividades de un gestor de red de distribución, suministrador o agregador a nivel local”.

En el marco jurídico español, en el Real Decreto-ley 23/2020, de 23 de junio, por el que se aprueban medidas en materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica, mediante la modificación de varios artículos de la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico, se definen las Comunidades de Energías Renovables como “entidades jurídicas basadas en la participación abierta y voluntaria, autónomas y efectivamente controladas por socios o miembros que están situados en las proximidades de los proyectos de energías renovables que sean propiedad de dichas entidades jurídicas y que estas hayan desarrollado, cuyos socios o miembros sean personas físicas, pymes o autoridades locales, incluidos los municipios y cuya finalidad primordial sea proporcionar beneficios medioambientales, económicos o sociales a sus socios o miembros o a las zonas locales donde operan, en lugar de ganancias financieras.” Por tanto, estas comunidades pueden utilizar cualquier vector energético, pero este ha de ser renovable.

En septiembre de 2021 el gobierno anunció 100 M€ en ayudas para impulsar las comunidades energéticas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que se reparten en tres programas de gestión centralizada: CE-Aprende (para ayudar a personas físicas u organizaciones interesadas en la constitución de una comunidad energética a familiarizarse con el concepto e identificar futuros socios o miembros) CE-Planifica (orientada al planteamiento y constitución de la comunidad energética en sí misma) y CE-Implementa (para subvencionar proyectos integrales y de carácter transversal en el ámbito de la energía renovable eléctrica y térmica, la eficiencia energética o la movilidad eléctrica).

Ya en diciembre del mismo año, el BOE publicaba la Orden TED/1446/2021, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con una línea de ayudas para proyectos piloto de comunidades energéticas (programa CE Implementa), dotada con 40 M€ para impulsar más de 40 iniciativas innovadoras de comunidades energéticas a través de dos convocatorias. La primera está dotada con 10 € y destinada a proyectos de pequeño tamaño, para promover más de 21 iniciativas innovadoras. La segunda contempla 30 M€ para dar impulso a casi una veintena de proyectos de tamaño mediano o grande. En la convocatoria de proyectos de pequeño tamaño, la inversión no podrá superar 1 M€ por proyecto, mientras que en la segunda todos deberán superar esa inversión.

Finalmente, el pasado mes de junio se presentaron los resultados de esta primera convocatoria, a la que se presentaron 60 solicitudes, que se resolvió con un total de 45 proyectos beneficiarios, que contemplan más de 230 actuaciones en 14 comunidades autónomas, suponen una ayuda de 7,7 M€ y que movilizarán una inversión de 14,7 M€. Los proyectos seleccionados reúnen a más de 2.600 actores, además el 85% tiene como socios, exclusivamente, a personas físicas, pymes o entidades locales. Asimismo, el 16% de los proyectos busca abordar la pobreza energética a través de la inclusión de consumidores vulnerables entre sus socios y casi la mitad (42%) presenta planes de igualdad de género como parte de su gobernanza, con el fin de lograr una representación equilibrada entre mujeres y hombres.

Con fecha 7 de octubre de 2022 se publicó en la Sede electrónica del IDAE la resolución correspondiente a la concesión de las ayudas de la segunda convocatoria, con 29 proyectos beneficiarios para un total de 367 actuaciones. Además, el próximo 19 de diciembre se abre el plazo de presentación de solicitudes a dos nuevas convocatorias de ayudas, tercera y cuarta,  para proyectos piloto de comunidades energéticas (programa CE Implementa). Este plazo finalizará a las 12:00 horas del día 13 febrero de 2023. La tercera convocatoria destinará 10 M€ a la promoción de proyectos tanto de producción con renovables como de eficiencia energética o movilidad sostenible, pudiendo incorporar sistemas de gestión de la demanda como, por ejemplo, el almacenamiento energético. Esta convocatoria está especialmente dirigida a proyectos de pequeño tamaño, no pudiendo superar su inversión 1 M€. Finalmente, la cuarta convocatoria destinará 30 M€ a proyectos como los anteriores, pero está dirigida a proyectos de tamaño mediano o grande, debiendo superar su inversión 1 M€.

Creando una comunidad energética

Antes de nada, hay que identificar el área donde se pretende instalar la planta de producción, que debe estar cerca de los consumidores. En líneas generales, los terrenos industriales en desuso son muy adecuados: son lo suficientemente grandes como para albergar una planta renovable y, normalmente, cumplen los requisitos de tamaño, ubicación y uso prescritos por la normativa.

La planta no tiene que ser necesariamente propiedad de la Comunidad, sino que también pueden ponerla a disposición uno o más miembros participantes o, incluso, un tercero.

El reparto de la electricidad generada se realiza a través de la red de distribución eléctrica existente y el autoconsumo renovable se lleva a cabo de forma virtual, es decir, cada miembro de la comunidad energética continúa pagando la totalidad de la factura a su proveedor de electricidad, pero, periódicamente, recibe una remuneración por parte de la comunidad, que es equivalente a una reducción en el recibo.

Casos de éxito

COMPTEM (Crevillent)

Uno de los casos de éxito de comunidad energética más conocidos en España es COMPTEM (Comunidad Para la Transición Energética Municipal) es el proyecto impulsado por Grupo Enercoop con el objetivo de afrontar el reto de la transición energética desde el ámbito municipal y convertir a este municipio de 30.000 habitantes en una comunidad energética de referencia a escala estatal y europea. El proyecto se desarrolla en El Realengo en un emplazamiento de 2.500 m2 cedidos por el Ayuntamiento. La planta piloto tiene una potencia fotovoltaica de 120 kW y está dotada de 240 kWh de almacenamiento con baterías de ion litio. Cuenta con 300 paneles fotovoltaicos capaces de generar 180.000 kWh/año, dispuestos una marquesina de 600 m2. La inversión requerida por este proyecto es 400.000 €; si bien recibió 300.000 € del proyecto europeo Merlon enmarcado en el Horizonte 2020.

Hacendera Solar (Castilfrío de la Sierra)

Hacendera Solar está considerada como la primera comunidad energética rural de España. Ubicada en Castilfrío de la Sierra, Soria. La gestión de esta comunidad está a cargo de una asociación vecinal, si bien cuenta con el apoyo de Red Eléctrica de España (REE), del ayuntamiento de Castilfrío de la Sierra, la cooperativa Megara Energía y Caja Rural de Soria. Cuenta con dos instalaciones de autoconsumo fotovoltaico de 7,36 y 5,5 kWp, instaladas sobre las cubiertas de dos edificios municipales: centro social y lavadero. Funcionan desde noviembre de 2020 y suministran electricidad al ayuntamiento, al consultorio médico, al centro social, a una vivienda reformada y al lavadero. Con este proyecto el ayuntamiento está logrando un ahorro del 60% de la factura eléctrica.

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